Me pareció interesante abordar esta temática ya que representa un importante porcentaje de las consultas que actualmente recibo. ¿Por qué, en un tratamiento de criolipólisis, a pesar de haberse realizado correctamente la técnica se ha manifestado quemadura cutánea? ¿Por qué se evidencia hiperpigmentación a pesar de haberse empleado los parámetros indicados por el fabricante del equipo que tengo?

Es muy probable que te hagas estas preguntas, o que tengas colegas a quienes les haya sucedido algo similar. La respuesta es compleja, como la electromedicina misma; con tal motivo vamos a repasar algunos puntos claves para realizar un tratamiento con la máxima garantía de seguridad para ambas partes, paciente y terapeuta. Para comenzar debemos conocer el proceso fisiológico esperable; sólo así podremos interpretar y prevenir los efectos secundarios.

¿Qué sucede en el tejido adiposo cuando aplicamos frío sostenido?

Histológicamente acontece un cambio de estado en los triglicéridos, que se solidifican, se tornan más compactos, más densos, lo que estimula un mecanismo denominado apoptosis (muerte celular programada). A partir de este estímulo disparador el proceso se origina y -de no mediar circunstancias extraordinarias- ya no se detendrá hasta su finalización, oscilando su duración total aproximada entre 30 y 60 días, lo cual depende de múltiples factores. Este es un hecho de gran importancia al momento de programar las sesiones, no siendo conveniente realizar más de una sesión mensual. En otras palabras, el tiempo entre sesiones no debe ser inferior a 30 días bajo ninguna circunstancia. Una buena parte de los problemas acontecen cuando el profesional actuante decide disminuir el tiempo entre sesiones consecutivas con el fin de “acelerar los resultados”, lo cual es un concepto erróneo y con seguridad dará origen a efectos secundarios asociados.

¿Puede influir la modalidad de criolipólisis utilizada en la aparición de efectos indeseables?

La respuesta es contundente: SÍ.

Los dos sistemas o modalidades presentes en el mercado (con vácum -succión- y sin vácum, este último conocido como “criolipólisis plana”) presentan ventajas y desventajas. El sistema más efectivo es el original, con vácum asociado, en el cual se basan el 95% de los trabajos científicos actualmente disponibles en materia de criolipólisis. Al existir vasoconstricción asociada derivada de la succión del tejido se evita la vasodilatación refleja que naturalmente se manifiesta luego de unos 20 minutos de aplicado el estímulo, mecanismo a partir del cual el organismo tiende a equilibrar la temperatura corporal. En otras palabras, se logra mantener estables los niveles térmicos propicios para estimular el mecanismo de apoptosis adipocitaria durante el tiempo necesario. En los equipos que emplean apllicadores planos esto no sucede y el rendimiento del tratamiento inexorablemente disminuye.

Es aquí el momento en el que ingresamos en un terreno aún más interesante, y comienzan a surgir nuevos interrogantes. El primero de ellos es: ¿qué efectos indeseables se derivan directamente del vácum? O, dicho en otras palabras, ¿en qué casos y por qué conviene no optar por este sistema? Se mencionan flaccidez cutánea, hematomas, hipercromías y otras pigmentaciones, entre otros problemas, como efectos adversos de la aplicación del sistema con succión. Estamos en condiciones de afirmar que una buena parte de estos efectos podrían disminuirse, o evitarse, simplemente a través de la elección de criolipólisis plana, pero esta sería una verdad a medias, ya que la problemática expuesta nunca obedece únicamente a la acción del vácum, sino a una combinación de frio sostenido + vácum.

Y aquí la decisión se torna aún más complicada… ¿es suficiente optar por no emplear un sistema a base de succión para evitar la aparición de problemas indeseables?

La respuesta vuelve a ser contundente: ¡NO!

A modo de ejemplo tenemos la vinculación equivocada que suele hacerse entre vácum y flaccidez cutánea, mencionándose con frecuencia en cursos y conferencias que el mecanismo de succión con formación de pliegue cutáneo provoca daño estructural dérmico. ¡Nada más alejado de la realidad! De hecho, Stevens y colaboradores (2014) denominaron “cryodermadstringo” al mecanismo de tonificación cutánea (efecto antiflaccidez) manifestado en un porcentaje importante de los pacientes sometidos a este tratamiento, en función de sus investigaciones. No sólo se mejoró la tonicidad cutánea, sino que además se evidenció un engrosamiento del espesor de los tabiques interlobulares, y en el 0% de los casos la laxitud de la piel involucionó en el post tratamiento. Como lo veremos más adelante, esto no quiere decir que la criolipólisis con succión es incapaz de producir flaccidez, pero sí es posible afirmar que si se trabaja sobre una piel íntegra y empleando los parámetros apropiados el tratamiento es muy seguro en este sentido.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de una técnica de aplicación incorrecta?

Una mala técnica de aplicación puede provocar graves daños en los tejidos superficiales. Sin dudas, trabajar incorrectamente es el motivo que mayores problemas puede generar. En tal sentido, uno de los aspectos que el profesional de la Estética suele descuidar es el uso apropiado del paño humectante-anticongelante que debe (obligatoriamente) utilizarse en cada sesión, interponiéndose entre el aplicador y la piel del paciente, y cuya función es proporcionar a la piel hidratación y protección contra quemaduras. En la confección de dichos accesorios se utilizan sustancias tales como ácido láctico, sorbitol, glicerina, propilenglicol y benzoato de sodio, entre otras. Los paños no deben cortarse ni estirarse manualmente, ya que esto afectaría su naturaleza; tampoco deben reutilizarse, siendo ésta última una de las causas más frecuentes de generación de quemaduras.

Otros factores, como un tiempo de sesión excesivo, un CIF (Cooling Intensity Factor) inapropiado o la selección de niveles de presión negativa demasiado elevados en el cabezal aplicador pueden dar curso también a situaciones problemáticas, que sólo en parte pueden minimizarse seleccionando la modalidad de trabajo plana o sin succión, sobre todo en pieles sujetas a procesos frecuentes de glicación, en pieles con flaccidez extrema y en pacientes medicados con isotretinoína oral, entre otros cuadros. No obstante, cabe aclarar que la hiperpigmentación secundaria a criolipólisis puede manifestarse aún utilizándose esta modalidad.

Podemos afirmar también que una mala selección del paciente que será sometido a criolipólisis puede ser bastante más problemática que una técnica de aplicación inadecuada. Y en este punto resulta necesario retomar el concepto vinculado al cryodermadstringo desarrollado en párrafos superiores, y ampliarlo. La criolipólisis con succión aplicada con parámetros apropiados y sobre una piel íntegra no provocará daño alguno, pudiendo incluso mejorar la firmeza cutánea; no obstante, sí es posible provocar una alteración en pieles con estrías o con una flaccidez extrema de base, como así también en el caso de pacientes diabéticos, cuya dermis sufre importantes cambios en la estructura del colágeno, con procesos de glicación constantes, siendo susceptible a deterioro permanente ante la aplicación de vácum o presión negativa sostenida. En estos casos no se descarta el empleo del sistema a base de succión, pero debe establecerse como condición un plan de acción inicial destinado a la adecuación de la piel del paciente a este tipo de terapia; caso contrario es mejor optar por el sistema plano.

Resulta vital mencionar también que los pacientes con grioglobulinemia, enfermedad de Raynaud y microvasculitis periféricas, entre otras patologías, representan una contraindicación absoluta a esta modalidad terapéutica, cualquiera sea el sistema empleado.

En lo personal, de no mediar las precauciones especiales ni contraindicaciones mencionadas, prefiero siempre el sistema a base de succión o vácum, más selectivo, capaz de provocar un enfriamiento más homogéneo y persistente en el tejido. No quiero finalizar este post sin mencionar que hay una serie de efectos secundarios esperables, que no necesariamente obedecen a una técnica mal realizada y que revierten desde unas horas a un par de semanas posteriores a la sesión. Estas manifestaciones son hematomas (sólo en sistema con succión), eritema cutáneo dolor abdominal y parestesias.

Como puede notarse, estas situaciones son más complejas (y frecuentes) de lo que imaginamos, y todos los caminos nos llevan al mismo punto de inicio: conocer en profundidad los agentes físicos que utilizamos, aprender a evaluar correctamente al paciente, poder anticiparnos a cada situación, representan sin dudas este punto inicial a partir del cual debemos fundamentar nuestro accionar profesional.